LAZOS DE SANGRE

Disclaimer: Los personajes de Xena, Gabrielle, Hope, Eve, Elanis, y todos los personajes que salen en la serie XENA: Princesa Guerrera pertenecen a MCA/Universal Studios, no se pretenden infringir derechos de autor, no tiene fines de lucro, la única finalidad de esta historia es entretener. Los otros personajes son de mi imaginación o pertenecen a la mitología Griega. Si quieres incorporar esta historia a tu página, por favor antes pide permiso que no te será negado.

Esta historia está hecha para el público en general.

Comentarios, son bien recibidos a: musita_2001@yahoo.com

PROLOGO: Esta historia se desarrolla luego del nacimiento de Eve, antes de que Xena se enfrentara a Atenea en Amphípolis... (Amphipolis Under Siege)

LA HISTORIA:

El viaje había sido largo y cansado, ya había pasado el medio día; así que Xena y Gabrielle decidieron pasar la noche en una villa, para luego continuar su viaje.

Una vieja amiga de Gabrielle, Lina, vivía ahí y les ofreció la casa de su hermano, que estaba desocupada pero habitable, para que se alojaran.

Lina les había dejado víveres, frazadas y agua; y se había retirado; Gabrielle y Xena estaban en el comedor hablando, mientras que Eve dormía en uno de los cuartos de la casa.

En ese momento, un destello irrumpió en la habitación donde se encontraba la pequeña y apareció un figura... Era una joven de profundos ojos azules y cabello castaño oscuro que, por su aspecto, parecía ser una amazona.

Con una daga en la mano, se acercó hasta donde dormitaba la bebé, dispuesta a acabar con su corta existencia.

La observó por un momento, meditó y supo que no podría hacerlo, no podía matar, no de esa forma, era un indefenso bebé...! Si alguna vez había matado lo había hecho sólo en defensa propia y esa niña no estaba amenazando su vida.

No lo haría, no!..., ésta era la única vez que no cumpliría una misión, la misión que le había encargado aquella persona a la que le debía tanto.

La joven dio un profundo respiro y se dispuso a guardar su daga para luego retirarse del lugar, pero en ese instante fue sorprendida por algo que volaba hacia ella desde el otro lado de la habitación, logró esquivar aquel objeto y al voltearse vio una figura, que le parecía familiar, acercarse...

- ¡¿Gabrielle?! - Exclamó la joven llena de sorpresa.

GABRIELLE: ¡Aléjate de ahí!- dijo la rubia exaltada y llena de rabia- Tendrás que matarme primero, para llegar hasta esa niña; y eso no va a ser fácil.

La joven retrocedió al escuchar a la bardo.

Gabrielle se acercó, tomó el sai que le había tirado a la desconocida y empezó a atacarla.

Ésta sólo esquivaba los golpes de su atacante, mas no se los respondía... Qué diablos estaba haciendo Gabrielle ahí; eso quería de decir que Xena estaba cerca, y aún no era momento de volver a verla.

Al escuchar el bullicio causado en la habitación donde estaba su hija, Xena se apresuró para llegar allá, ese ruido no significaba nada bueno.

Al llegar a la habitación observó la escena, Gabrielle tenía atrapada a la joven entre la pared y el filo de sus armas, cuando estaba dispuesta a intervenir reconoció a la extraña que estaba siendo sometida por su amiga.

No podía creer lo que estaba frente a sus ojos, ¿era posible, acaso los destinos le estaban dando otra oportunidad de reparar sus errores?

Xena iba a entrar, pero lo pensó por un momento y decidió esperar para planear un poco en cómo iba a actuar.

GABRIELLE: ¿Quién eres y por qué querías matar a la hija de Xena?.

Los ojos azules de la joven se abrieron llenos de sorpresa: ¡¿Qué?!... ¿¡La hija de Xena!? – dijo completamente estupefacta por las palabras de Gabrielle

GABRIELLE: Sí, la hija de Xena, acaso no lo sabías, ¿no sabías a quién ibas a matar?

- ¿La hija de Xena?, - repitió la joven, aún sin poder creer lo que Gabrielle acababa de decir- no puede ser... Algo no está bien aquí, nada bien... Gabrielle, espera un momento. Yo... – tomó un respiro y continuó – yo no sabía que está pequeña era la hija de Xena... Si es así, créeme que, jamás la lastimaría; al contrario, dedicaría mi vida a protegerla – lo dijo calmándose, mientras miraba a la pequeña dormida en medio de la cama, con los ojos aún llenos de desconcierto.

GABRIELLE: ¿Esperas a que te crea?, hace unos momentos ibas a matarla y ahora me dices que dedicarías tu vida a cuidar de ella. Vamos, piensas que soy tan estúpida como para creerte. Pues estás muy equivocada si piensas que voy a confiar en ti. –Acercando más los sais a la extraña de profundos ojos azules.

- Escúchame Gabrielle, pierde cuidado yo...

GABRIELLE: ¿Por qué habría de creerte? – la interrumpió la rubia-

- ¡Porque si esta niña es hija de Xena!, eso quiere decir que es mi...

XENA: Sí Diana... – Interrumpió la guerrera-

DIANA: Xena!

XENA: ...Eve es mi hija, tu hermana... – dijo mientras se acercaba

Gabrielle miró a Xena completamente desconcertada ¿¡Hermana!? ¿De qué estaba hablando Xena?...

GABRIELLE: ¿¡Hermana!? –dijo Gabrielle mientras bajaba los sais del cuello de Diana.

XENA: Sí Gabrielle, ella es Diana mi hija... mi hija mayor. – Mirando a la joven -

Diana miró a Xena tratando de mostrar algo de indiferencia, o al menos eso quería que pareciera, luego miró a Gabrielle, que todavía no salía de su sorpresa.

GABRIELLE: ¿Hija?, no lo puedo creer, ¿de qué estás hablando Xena?- dijo la amazona de verdes ojos, sacudiendo su cabeza- creo que me perdí de algo. ¿Hay algo que debas decirme? – dijo mientras miraba a su morena amiga tratando de encontrar explicaciones-

XENA: Sí Gabrielle, hay mucho que decir, pero no ahora...

DIANA: ¡¿Hija?!, vaya, hace un tiempo no lo creías así Xena... –con una sonrisa de ironía en los labios.

XENA: Lo sé Diana, y no sabes cómo lo siento, tenemos mucho de que hablar, mucho.

GABRIELLE: Sí, mucho de que hablar, pero deberíamos salir de aquí, es casi un milagro que Eve no se haya despertado con todo el barullo que hicimos. –Guardando sus armas-

Gabrielle salió primero, mientras Xena y Diana la seguían, cuando llegaron al comedor las tres mujeres rodearon la mesa, pero ninguna se sentó; se sentía un ambiente algo incómodo. Xena y Diana se miraban, al tiempo que Gabrielle las miraba a ambas...

GABRIELLE: Muy bien, creo que será mejor si no sentamos para hablar. ¿No lo creen? Así estaremos más cómodas.- dijo mientras se sentaba y tratando de alivianar los ánimos. - Bien, quién quiere comenzar.

XENA: Gabrielle es una larga historia. – mirando de reojo a su rubia amiga-

GABRIELLE: Pues me gustaría escucharla Xena, estoy muy confundida con respecto a quién es quién...

DIANA: Esto no tiene sentido, será mejor que me vaya – dijo la joven poniéndose de pie-

XENA: ¡No Diana, espera, tenemos que hablar!- Dijo la guerrera tomando del brazo a la joven de ojos azules.

Diana se volteó y se soltó de la mano de Xena: ¡No Xena, ya no tenemos nada que hablar!, eso lo hicimos la ultima vez que nos vimos, ¿o ya no lo recuerdas?

XENA: Sí, lo recuerdo perfectamente – tragó saliva y dio un respiro antes de continuar– eso fue un error un gran error de mi parte, el cual tengo que corregir..., el cual quiero corregir. –mirándola nuevamente a los ojos-

DIANA: ¿No crees que ya es algo tarde para eso? Tú tomaste una decisión al no creer en mí, al no creer en todas y cada una de las pruebas que te presenté. Y, sí, fue un error, un gran error de tu parte, por el cual estuve a punto de matar a mi... a tu hija.

XENA: ¡A tu hermana!

DIANA: ¡No Xena!, Eve no es hija de Borias para ser mi hermana. –arqueó las cejas mostrando nuevamente un gesto irónico-.

XENA: ¡Pero es hija mía...!

Diana sonrió sarcásticamente y la miró: ¡¡¡Pero yo no!!!

XENA: ¡Basta! Deja ya de comportarte así, déjame explicarte...

DIANA: Explicar qué Xena, acaso quieres seguir lastimándome con tu incredulidad?

Gabrielle miraba la escena, y se sintió fuera de lugar, por lo que decidió abandonar la habitación y hacerle compañía a Eve, mientras las dos mujeres arreglaban su situación. Más tarde despejaría sus dudas, al menos eso esperaba.

XENA: ¡Maldita sea, Diana! Sí, cometí un error un maldito error; y daría mi vida por enmendarlo- mientras brotaban lágrimas de sus bellos ojos azules- por los dioses hija, perdóname, me equivoqué, pero ahora quiero cambiar las cosas, por favor perdóname.

Xena se acercó y la abrazó. La joven se estremeció ante el contacto de la alta guerrera, y a pesar de que deseaba con toda el alma hacer lo mismo se contuvo poniendo todo de su parte para lograr hacerlo. Cerró los puños al mismo tiempo que lo hacía con sus ojos, de los que las lágrimas luchaban por salir, pero ella no se los permitía.

Xena soltó a la joven, y mientras le acariciaba el rostro y se miraban a los ojos, comenzó a hablar: Tienes que entenderme, en aquel momento estaba confundida con todo lo que estaba pasando; acababa de perder a mi supuesto hijo, después Gabrielle cayó al hoyo junto a Hope, y yo intentaba encontrarla. Y en esos momentos llegas tú con una verdad increíble... ¿Cómo querías que reaccionara?, sé que de la forma que lo hice no fue la adecuada; pero cuando todo estuvo más claro y los recuerdos regresaron a mí, se me hizo fácil ver la verdad. Y créeme Diana, luego de eso te busqué, en cada viaje que hacía, en cada villa a la que iba, en cada tribu amazona esperaba encontrarte... y así pedirte perdón. Pero parecía que huías de mí, cada vez que preguntaba por ti, la gente me decía que ya habías pasado por ese lugar mucho antes...

A pesar de los gestos y palabras de su madre, la joven se mostraba fría e indiferente, aunque por dentro luchaba con ella misma para no mostrar sus sentimientos...

DIANA: ¿Esperas a que te crea? ¡¡¡Vamos Xena ni siquiera se lo dijiste a tu mejor amiga!!!!, Gabrielle no estaba enterada de mi existencia, ¿y quieres hacerme creer que me buscaste?- respingando el rostro- Si lo que estás haciendo es por miedo a que lastime a tu hija, pierde cuidado Xena... no lo haré. – alejando la mano de Xena de su rostro-

XENA: Qué? Estás equivocada... ¡¡¡no se trata de eso...!!!!

DIANA: Entonces de qué, por qué ni siquiera Gabrielle sabía que yo existía Xena..., por qué.

XENA: ¡¡Porque tuve miedo!! Tuve miedo..., ya había perdido a un hij..., a alguien a quien quería como tal, y no quería que nada ni nadie te lastimara, es por eso que Gabrielle no sabía de ti, quise protegerte frente a todos, entiende que no podía confiar en ella con la amenaza de Hope, o Callisto, o de cualquier otro dios, o mortal que quisiera herirte; no podía arriesgarme a decírselo a nadie, no quería que nadie te arrebatara de mí... no otra vez. – le dio la espalda a la joven, mientras las lágrimas comenzaron a caer nuevamente de sus ojos a la vez que las palabras brotaban de sus labios-

DIANA: Pero sabes que soy la protegida de Ar...

XENA: Lo sé, pero sabes que no confío en ellos, nunca lo haré... Por favor créeme, y por favor perdóname... –encarando nuevamente a la recién llegada-

Diana caminó y se reclinó en la pared dejando caer su cuerpo al suelo, al igual que las lágrimas caían del azul acero de sus ojos.

DIANA: No lo sé, estoy tan confundida... – con las rodillas pegadas al pecho, abrazándolas y poniendo su joven rostro entre ellas.-

Se hizo silencio por un momento, ambas estaban llenas de sentimientos encontrados, de lágrimas, de dolor y tristeza.

Gabrielle había escuchado la conversación de aquellas mujeres de azules ojos y oscura cabellera. Se sentía algo herida por lo que había escuchado decir a Xena, pero sabía que tenía razón, después de lo que había pasado con Solan y Hope.

Decidió ir hacia donde estaban Xena y Diana, para ver que era lo que sucedía en ese silencio.

Estudió la escena, Diana estaba en el suelo, mientras que Xena la observaba desde la silla en la que estaba sentada. En ese momento la joven se puso de pie súbitamente, se limpió las lágrimas de las mejillas y tomando un largo respiro dijo: Será mejor que vaya, tengo que poner en orden todas mis ideas y sentimientos.

Xena se puso de pie y quiso detenerla, pero sabía que sería inútil: Espera un momento.- Le dijo mientras sacaba algo una talega que estaba sobre la mesa.

Diana volteó, Xena le tomó la mano le puso algo en ella y se la cerró alcanzándola hacia su pecho; la joven miró a la guerrera y miró a su mano mientras la abría; lo que tenía era un collar de perlas negras, cerró la mano y miró a Xena. Dudó por un momento sobre lo que quería hacer... sacudió su cabeza, tomó un hondo respiro para luego dirigirse a la salida de la casa. Montó un potro níveo y desapareció de la triste mirada de Xena en el horizonte.

Gabrielle dio alcance a su amiga que se encontraba fuera de la cabaña, le puso una mano en el hombro; al sentirla Xena la miró con los ojos llenos de tristeza.

Luego de eso, entraron a la casa. Xena se sentó con los codos apoyados en la mesa y las manos en el rostro, mientras Gabrielle estaba parada a su lado: ¿Quieres hablar de esto?- le preguntó la rubia a su perturbada amiga.

XENA: Fui una estúpida. Debí creerle, me presentó todas las pruebas necesarias; además el parecido que tenemos es tan notorio... Y a pesar de todo eso no le creí... ¡Por los dioses!, no puedo creer lo tonta que fui. – Las lágrimas inundaron nuevamente sus ojos.

Gabrielle sabía que no era el momento más oportuno para pedir explicaciones. Guardó silencio ante el sufrimiento de su amiga, la abrazó, puso su mentón sobre su cabeza y comenzó a acariciar su oscuro cabello.

En el Olimpo:

- Es así como tu protegida te paga todo lo que has hecho por ella?

- Déjala en paz, después de todo es su hermana.

- Sí, pero es a ti a quien le debe la vida Ártemis. Si hubiera sido Elanis, esa niña ya estaría muerta.

ÁRTEMIS: No veo porqué te molesta tanto, yo no quise que ella fuera a esa misión... Fue tu idea ponerlas a competir para ver quien era más hábil y fuerte para que cumpliese con el trabajo. Y fue Diana quien demostró ser superior a Elanis por mucho...

ATENEA: Es cierto, superó a Elanis por mucho; pero pensé que te sería más leal para cumplir con la misión, fuese quien fuese la niña, su sangre o no debió de ser más agradecida contigo, más leal...

Ambas diosas conversaban sobre los hecho ocurridos entre Diana (que era la protegida de Ártemis) y Xena.

ÁRTEMIS: Bueno hermanita, yo no me quejo de su lealtad; muy al contrario de lo que tú piensas estoy totalmente orgullosa de lo que hizo. –Dándole la espalda a Atenea y dibujando una sonrisa chancera en sus labios.-

ATENEA: Qué!? De qué estás hablando!!?? Quieres decirme que estás resignada a que esa niña cabe con tu vida así como sucedió con nuestro padre, Zeus...? – dijo la diosa de la sabiduría totalmente estupefacta de lo que estaba escuchando decir a su media hermana-

ÁRTEMIS: Yo no dije eso... Lo que quise decir es que estoy de acuerdo con que haya seguido sus sentimientos, desistió de matar a la niña antes de saber que era su hermana, eso indica que tiene valores, y quiere decir que la he criado bien. – Enfrentando la fría mirada Atenea-

ATENEA: No te entiendo, eres una diosa que se deja guiar por sus sentimiento..., ¿es esto una enfermedad, o es la maldición que ha venido junto con el nacimiento de esa aberración? Tú y Afrodita se preocupan más por lo humanos que por ustedes y nosotros dioses; acaso no se dan cuenta que si esa cosa vive será nuestro ocaso, será el fin de nuestra deidad y muy posiblemente de nuestras vidas.!!!

Pero esto va a tener una solución, una que yo le daré, voy a ir por esa niña y la mataré... Supongo que después de esto te encargarás de Diana.

ÁRTEMIS: A qué te refieres?

ATENEA: A que no puedes dejarla viva después de esto.

ÁRTEMIS: Por qué no?

ATENEA: Vamos Ártemis, te traicionó!!!!, dejó viva a esa niña sabiendo que tu vida dependía de su muerte; y bueno ahora que sabe quién era su víctima, no creo que siga a tu lado; no tardará en venir a reclamarte el porqué no le dijiste de quién se trataba, a quién tenía que matar... –dijo la diosa tratando de infundir la duda en su hermana.-

ÁRTEMIS: Te repito una vez más que no me traicionó, traicionó a tus intenciones. Y con respecto a mi silencio, a no decirle nada sobre Eve; espero que sepa perdonarme –había un tono de arrepentimiento en las palabras de la gemela de Apolo.-

ATENEA: Si no eres tú quien se hace cargo de ella, seré yo quien lo haga.- con palabras llenas de ira y furia.

ÁRTEMIS: ¡No te atrevas Atenea! – enfrentando a los iracundo ojos de Atenea-

ATENEA: Quién va a detenerme? Tú? Acaso te enfrentarás a tu hermana por defender a una simple e insignificante mortal?

ÁRTEMIS: Acaso si fuera Elanis y no Diana, tú la matarías?

ATENEA: Eso es diferente; Elanis nunca me traicionaría...

ÁRTEMIS: ¡Maldita sea Atenea; Diana no me traicionó!

ATENEA: Como sea será mejor que tu protegida no intervenga en mis planes para acabar con Eve; porque si lo hace, no volverá a ver la luz del sol.

ÁRTEMIS: Sabes que no dejaré que le hagas daño a Diana Atenea...

ATENEA: Bueno, eso está por verse hermanita...-dicho esto desapareció en un destello-

ÁRTEMIS: Sí hermanita, eso está por verse...

En la tierra

Diana cabalgó hasta llegar al templo de la diosa de las amazonas, bajó del caballo antes de que este parase completamente y entró en él abruptamente.

DIANA: Ártemis!!!!, dónde estás, presentante ante mí!!- los ojos de la joven estaban enfurecidos, su corazón latía demasiado rápido, y la adrenalina corría en sus venas a una velocidad increíble-

En esos momentos, una daga corría, se dirigía hacia su espalda. Diana escuchó el entrecorte del viento que hacía el filo de la navaja; esperó un momento y se volteó violentamente tomándola en su mano izquierda. Buscó al dueño del arma y vio una figura dar una vuelta en el aire y pararse frente a ella.

DIANA: Elanis??!!

ELANIS: Nos volvemos a ver Diana; pero está vez una de las dos lo hará por última vez.

Diana rió ante las palabras de su oponente, mientras le daba la espalda.

DIANA: No seré yo. Acaso no recuerdas quién ganó la última vez que nos vimos.

ELANIS: Lo recuerdo claramente, pero esta vez las cosas serán diferentes. – desenfundando su espada-

DIANA: Por qué diferentes? Es imposible que hayas entrenado lo suficiente en estos últimos días como para ganarme... a menos que... eso es Atenea aumentó tus habilidades con sus poderes. –dijo mientras se apoyaba en uno de los muros del templo, cogiéndose la barbilla-

ELANIS: Eso no es asunto tuyo...

Diana se paró frente a ella: No seas tonta Elanis, no pierdas la vida por alguien que no lo merece...

ELANIS: Cállate de una vez y saca tu espada; o es que acaso tienes miedo?

Diana sonrió de medio lado...

DIANA: No sueñes – sacando su espada-

Elanis atacó a Diana y la lucha comenzó. La protegida de Atenea era hábil, pero no se comparaba con la fuerza y destreza de la joven de ojos azules, habilidades que había adquirido con la práctica, con ayuda de Ártemis y por herencia de su madre... Xena.

El choque del aceros de ambas espadas producían chispas que iluminaban el templo de la diosa de la caza. La sangre comenzaba a brotar de ambos cuerpo por los cortes y golpes que cada mujer recibía de su oponente.

Golpes, saltos y choques de espadas abundaban en aquel lugar; el olor a lucha y odio almizclaban en el ambiente.

ELANIS: Acabaré contigo Diana, y luego iré por tu madre por tu pequeña hermanita, a la cual no pudiste matar a pesar de que sabías que amenazaba la vida de quien salvó la tuya.

DIANA: ¡Pisa tierra Elanis, aún cuando acabara conmigo, cosa que es imposible, Xena jamás dejaría que te acercaras a Eve, acabaría contigo en poco tiempo.

ELANIS: La que debe pisar tierra eres tú... Eres fuerte porque eres la protegida de una diosa, pero pronto morirás. En cambio Xena es una simple mortal, que será perseguida por los dioses, hasta que ellos acaben con Eve.

DIANA: ¡Xena no necesita de los dioses para ser lo que es, la mejor guerrera que Grecia vio jamás!, pero estás olvidando a Ares, crees que él dejará que la maten, él haría lo que fuera por Xena.

ELANIS: Ares!! –dijo con una sonrisa en los labios- Ares sólo piensa en él, cree que va a arriesgar su deidad y su vida por ella? Crees que se enfrentará a todos los dioses por tu madre, una insignificante mortal.

Un par de saltos, unos golpes más y Elanis estaba ya desarmada y tirada en el piso del templo... Diana tenía la hoja de su espada en el cuello de la protegida de la consejera de los dioses.

DIANA: Bueno Elanis, eso es algo que podrás saber... porque tu vida termina ya!

La hija de Xena levantó su espada y se dispuso a hundírsela a su enemiga. Pero en ese instante apareció Atenea, levantó la mano dirigiéndola hacia Diana, mandándola contra uno de los muros del templo. Diana dio una voltereta en el aire, siendo sus pies los que chocaron contra éste, impulsándose para llegar frente a Atenea.

Miró a los ojos de la diosa con un gesto de desinterés.

DIANA: Esta es una pelea mortal, eso quiere decir NO diosas!... Lárgate!!!

Atenea enfrentó la mirada de la joven protegida de su media hermana; luego miró a Elanis, que todavía estaba tirada en el suelo, y se le acercó ignorando las palabras de la amazona de azules ojos.

Se paró frente a Elanis, la observó y le extendió la mano para que ésta se levantase.

La diosa miró las heridas de su favorita y extendiendo la mano las curó del todo.

Se volteó dirigiendo su mirada nuevamente a la de Diana y respingando su rostro comenzó a dirigirse a la favorita de Ártemis

ATENEA: Traicionaste a quien te salvó la vida y te hizo lo que eres...

DIANA: Mira diosita –en tono despectivo- eso no es asunto tuyo.

Atenea exaltada por lo que estaba pasando, le respondió : ¡Te equivocas!, todos los asuntos de mi hermanita menor me incumben y en especial éste. La traicionaste, le diste la espalda a quien te salvó de una muerte segura, traicionaste a quien se hizo cargo de ti cada maldito año de tu vida!!!! ...Y lo hiciste por alguien que te negó como su sangre...!

DIANA: ¡¡Eve no tiene la culpa de lo que hizo Xena!! –dijo la joven entre dientes- Además ya te lo dije, eso no es tu asunto.

ATENEA: ¡¡¿No es asunto mío?!! ¡¡¡Si no fueran por tus tontos sentimientos los dioses ya estaríamos tranquilos, sin la amenaza que ese engendro significa..!!!

Diana rió ante las palabras que la diosa de la sabiduría acaba de pronunciar y se le acercó...

DIANA: Eso es lo que pasa!!! –con una sonrisa divertida- tienes miedo... Vaya, jamás pensé ver a la diosa Atenea temerosa de una "insignificante niña"

Elanis intervino en la discusión de la diosa con la amazona: ¡Haré que te tragues cada una de las palabras que acabas de decir!- dijo acercándose a Diana.

Atenea detuvo a su protegida tomándola del brazo, mientras Diana observaba divertida la escena. Elanis miró a la diosa quien le hizo un gesto de negación con la cabeza, haciendo desistir a ésta de sus intenciones.

ATENEA: Ese engendro fue el culpable de la muerte de Zeus, no permitiré que me pase lo mismo ni a mí ni a los otros dioses. Somos nosotros quienes decidimos quien vive o muere y es unanimidad que tu pequeña hermana muera en venganza de Zeus y Hera y para bien de nosotros.

DIANA: No dejaré que ti ni ningún otro dios le haga daño a esa pequeña, seré un obstáculo entre ustedes.

ATENEA: Ni tú, ni Xena son rivales para mí. Eres la protegida de mi hermana, odiaría disgustarme con ella por haberte matado, no interfieras en mis planes; quítate de mi camino y así tendrás una enemiga menos...

DIANA: Nunca!!!

ATENEA: Está bien, tú lo quisiste!!!.

Atenea levantó la mano y una rayo comenzó a formarse en ella.

Diana no se intimidó ante la amenaza de la hija de Zeus, puso en alerta todos sus sentidos en el ataque que la diosa iba dirigir hacia ella y se preparó para esquivarlo.

Atenea había concentrado una buena cantidad de energía para acabar con la joven hija de Xena; pero cuando se dispuso a arrojárselo se presentó ante ella su hermana, Ártemis, interponiéndose entre ella y Diana, haciendo que Atenea detuviera su ataque..

ATENEA: Quítate del camino Ártemis, mi pelea no es contigo...

ÁRTEMIS: Te advertí que no te dejaría hacerle daño a Diana...

Ambas diosas se miraban y parecía que de sus ojos salían chispas de furia.

Diana reaccionó a lo que estaba sucediendo entre las hijas de Zeus, y se apresuró a hablar...

DIANA: No necesito de ayuda Ártemis, no más!; yo puedo arreglármelas sola con Atenea.

Ártemis miró de reojo a las joven amazona, regresando la mirada luego a su hermana. Tomó un respiro y se dirigió hacia su protegida: Recuerda siempre lo que te voy a decir Diana, ¡no dejes que tu orgullo te mate! – dijo en tono serio, casi triste- Eso sería lo más estúpido que podría pasarte, morir por el tonto orgullo.

La joven miró a su protectora, y sin nada que decirle reflexionó en sus palabras.

ATENEA: Déjate ya de cursilerías... Ya escuchaste a la soberbia de tu protegida, ella no necesita de tu ayuda.

ÁRTEMIS: ¡Te dije que no permitiría que le hicieras daño, y no importa si ella está o no de acuerdo!!! –Dijo la diosa amazona, enfrentado a su hermana Atenea-

ATENEA: ¡Esta es la última advertencia Ártemis, quítate del camino!

ÁRTEMIS: Ya sabes cual es mi respuesta...

ATENEA: Esta bien, es tú decisión.

ÁRTEMIS: ¡Esto va a ser divertido!

Acabado de decir esto, la diosa guerrera comenzó a arrojas ráfagas de fuego contra su hermana menor y su protegida. Ártemis le contestó el ataque con otra ráfaga, chocando ambas y desapareciendo al impacto.

El ataque de Atenea se hizo continuo que también era contestado por la diosa amazona, pero esta vez las ráfagas eran permanentes, parecía una competencia por ver cual de las dos era la más fuerte.

Elanis y Diana observaban a sus protectoras pelear con dificultad, ya que la luz que ambas emanaban era demasiado fuerte para sus ojos.

Ártemis en medio del combate con Atenea, volteó la cabeza hacia Diana y se dispuso a hablarle.

ÁRTEMIS: Será mejor que salgas de aquí Diana.

DIANA: Claro que NO!!!

ÁRTEMIS: Maldita sea Diana, no seas terca y vete de aquí...

DIANA: Pero Ártemis...

Ártemis: Hazlo!!!!, es una orden...

Diana miró a Ártemis admirada por lo que le acaba de decir. Era la primera vez que la diosa le daba una orden. Sacudió su cabeza, miró nuevamente a la diosa y se dispuso a hacer lo que ella le había dicho.

Atenea se dio cuenta de la huida de la hija de la princesa guerrera, aumento más su fuerza e hizo que Ártemis cayera unos cuantos metros hacia atrás, extendió la mano hacia donde estaba Diana y la hizo salir volando y estrellarse contra uno de los muros del templo.

La diosa amazona no pudo hacer nada contra el ataque que Diana acababa de recibir...

Diana cayó al suelo aturdida aún; al subir la mirada se encontró con la diosa de la guerra mirándola. Atenea observó por un momento, a la que ahora era su enemiga, sacó su espada y se dispuso a matarla; pero fue detenido por una ráfaga de fuego que recibió por parte de Ártemis.

Ártemis se dirigió hacia donde estaba su protegido, le ayudó a levantarse, se aseguró de que se encontraba bien.

ÁRTEMIS: Vete de aquí, yo me encargaré se Atenea, aléjate lo más que puedas, te juro que nadie te lastimará.

DIANA: Tú ya lo hiciste, casi haces que mate a mi hermana...

Ártemis, bajó la mirada ante las palabras que su favorita acababa de pronunciar.

ÁRTEMIS: Eso lo hablaremos luego, ahora por favor vete.

DIANA: Está bien – miró la diosa y se dirigió hacia la puerta del templo, mientras la diosa de la cacería desenfundaba su espada para enfrentar nuevamente a su hermana-

Diana se apresuró para salir de ahí, pero fue interrumpida por Elanis.

ELANIS: No, no, no!, no saldrás de aquí a menos que sea cuando ya dejes de respirar!!!.

 

DIANA: Sabes que no me ganarás Elanis, será mejor que salgas de mi camino, a menos que sea tú la que quiere dejar de respirar...

Ante las palabras de su oponente, Elanis la atacó, diana esquivó el ataque y golpeó a Elanis dejándola tirada en el suelo inconsciente. Diana la miró y salió del templo mientras ambas diosas continuaban su disputa.

 

SEGUNDA PARTE:

 

En la cabaña:

 

 

La noche había caído. Xena e Eve estaban en la habitación, la niña acababa de despertar y se encontraba hambrienta.

 

 

Gabrielle preparaba la cena, aún aturdida con lo que había pasado horas antes; se moría de ansias por tener una explicación lógica sobre todo lo que había pasado...

 

 

Se lo preguntaría a Xena...!!!, ...no, no podría hacerlo; Xena no estaba en condiciones para todo lo que había pasado... entonces esperaría, de todos modos la espera no iba a matarla, o si?...

 

 

Quién lo imaginaría? Xena con otra hija..., pero de quién?, -se preguntaba la joven mujer- ...Marcus, Petracles, Hércules...???? ...No..., no podía ser, todos ellos aparecieron en la vida de Xena luego de la muerte de Borias y Diana parecía ser mucho mayor a la edad que tendría Solan si aún viviera... Ouch!!!!, debo prestar atención a lo que hago, sobre todo si se trata de cocinar – dijo la rubia mientras sacudía la mano tratando de apaciguar el ardor que la quemadura le provocó.- Mmm, huele bien, espero que Xena tenga apetito.

 

 

Gabrielle entró a la cabaña dirigiéndose a la habitación donde estaba su amiga junto a Eve. El sonido que hizo la puerta al abrirse sacó a la guerrera de sus pensamientos, enfocó la figura que aparecía a través de ella, era su rubia amiga.

 

 

GABRIELLE: Hola, cómo te sientes?

 

 

XENA: No mejor que hace unas horas.- acariciando la pequeña nariz de la bebe.

 

 

GABRIELLE: No creo que ese estado en el que estás sea favorable para Eve, trata de dejar eso de lado por un momento.

 

 

XENA: Durante mucho tiempo lo he dejado de lado y eso ha traído consecuencias no muy agradables...

 

 

Gabrielle se acercó hasta donde estaba Xena y le tocó la mejilla con la mano: Debes darle tiempo, supongo que todo lo que ha vivido no ha sido fácil, tampoco para ti. Ambas necesitan poner en orden sus sentimientos.

 

 

XENA: Lo sé, es sólo que pensé que el día en que la volvería a ver sería diferente al de hoy...

 

 

GABRIELLE: Las cosas no siempre salen como uno quiere..., pero no es momento de lamentaciones, la cena está lista! –dijo la joven rubia tratando de animar un poco a su amiga, aunque sabía que sería inútil.

 

 

XENA: Lo siento Gabrielle, no tengo apetito, te importaría mucho si cenas sola?

 

 

GABRIELLE: No, pero deberías comer algo, no estás en buenas condiciones y no comer no te ayudará en nada...- Gabrielle esperó unos segundos por la respuesta de su morena amiga, pero parecía que ésta estaba en otro lado.- Xena!!!

 

 

XENA: No puedo entenderlo..., todo estaba claro pero no lo vi, yo... –dio un suspiro- no lo entiendo... –cabizbaja.

 

 

Gabrielle se sentó frente a su amiga, la tomó de la barbilla haciendo que sus ojos se encontraran con los azul cielo de Xena: -Deja ya de culparte, estabas bajo mucha presión y las circunstancias no fueron las más apropiadas..

 

 

Xena miró a Gabrielle por un momento ofreciéndole una media sonrisa triste. Tenía mucho que agradecerle al destino el haberla encontrado, qué hubiera pasado con ella si esa joven de personalidad alegre, habladora, con los ojos verdes más bellos, con las palabras necesarias para cada momento; no se hubiese cruzado en su camino?

 

 

XENA: Perdóname...

 

 

La rubia se quedó sorprendida por las palabras que su mejor amiga le había dicho: - Qué??!!, a qué te refieres? – frunciendo las demostrándose extrañada.

 

 

XENA: No debí ocultarte lo de Diana, yo...- Gabrielle no la dejó terminar su frase colocándole un dedo en los labios.

 

 

GABRIELLE: No tienes porqué hacerlo, entiendo perfectamente tus razones –Le dijo mientras le ofrecía una cálida sonrisa a la morena.

 

 

Xena acarició el rostro de Gabrielle dulcemente.

 

 

XENA: Será mejor que vayas a cenar, se te está enfriando la comida

 

 

GABRIELLE: La cena sí, la había olvidado,- colocándose una mano en la frente en señal de su descuido- de todos modos ya se me quitó el hambre, será mejor que vaya a guardarla, por lo menos ya no tendremos que preocuparnos por el desayuno.

 

 

Gabrielle salió dejando la puerta entre abierta; Xena se recostó frente a Eve que estaba jugando con una muñeca sobre la cama.

 

 

XENA: Si no hubiera sido tan ciega estaríamos compartiendo una agradable velada con tu hermana Eve. Pero el miedo y la incertidumbre de haber perdido a Gabrielle pudieron más que mi sentido común.

 

 

Dicho esto, sonidos e imágenes invadieron la mente de la princesa guerrera...

 

 

...soy Lysia reina de esta tribu...,

 

...eres Xena, cierto?... ...mi nombre es Diana...,

 

...te asombraría saber cuánto se de ti...,

 

...te ayudaré a encontrarla...

 

...tenemos mucho de que hablar...;

 

¡¡¡...Solan no era tu hijo, era hijo de...!!!

 

 

GABRIELLE: Xena!!!!

 

 

Xena se sobresaltó saliendo de sus recuerdos ante el llamado de Gabrielle.

 

 

GABRIELLE: Hace media hora que te estoy hablando.

 

 

XENA: Lo siento Gabrielle, no te oí.

 

 

GABRIELLE: Lo sé, es obvio. En fin sólo era un comentario sin importancia, simplemente dije que parecía que iba a ser una noche muy larga.

 

 

Xena miró a Gabrielle y pensó algo por un momento.

 

 

XENA: Pues si va a ser una larga noche debemos pensar en como hacer que el tiempo pase más rápido, no lo crees?

 

 

Gabrielle miró extrañada a Xena tratando de adivinar a qué se refería la guerrera; en ese afán algo pasó por su mente haciéndola sonrojar pero de forma inmediata sacudió su cabeza.

 

 

Xena se percató del bochorno por el que estaba pasando Gabrielle.

 

 

XENA: Gabrielle en qué estas pensando ????!!!!!! – dijo la morena intrigada por lo que podría estar pasando por la mente de la rubia

 

 

La rubia se sobresaltó y no supo qué decir, las palabras no salían de su boca; qué pensaría su amiga si supiera en lo estaba pensando?

 

 

GABRIELLE: ...No en nada Xena – respondió nerviosa - Qué tienes planeado?

 

 

XENA: Te gustaría escuchar una historia?

 

 

GABRIELLE: Vaya esto de la maternidad sí que te está afectando, ahora dejas de ser guerrea para convertirte en bardo? –dijo satírica con una sonrisa en los labios; y continuó – aunque la verdad no deberías dejar lo de las luchas, ya que no creo que seas tan buena como yo.

 

 

Xena compartió la sonrisa de su amiga.

 

 

XENA: Muy graciosa... Supongo que debes estar ansiosa de escuchar la historia de Diana, la hija perdida de la Princesa Guerrera. – dijo casi con ironía.

 

 

GABRIELLE: Sólo si quieres; mejor dicho si te sientes con ánimo de hacerlo.

 

 

XENA: Necesito desahogarme y supongo que contándote todo lo que pasó lo haré.

 

 

GABRIELLE: Te escucho entonces...

 

 

XENA: Bien, primero déjame tratar de dormir a Eve. – mientras tomaba en sus brazos a la pequeña.

 

 

GABRIELLE: Está bien. –terminó la rubia recostándose en la cama.

 

 

 

***********

 

 

A unos kilómetros de ahí.:

 

 

A orillas de la playa se divisa una fogata frente a la cual hay una figura que hace ya varios minutos no se ha movido... Aquella figura pertenece a la joven de azulados ojos que observa atentamente al fuego que se levanta a una pequeña distancia delante de ella.

 

 

Imágenes de todo lo acontecido ese día pasaban nuevamente frente a sus ojos: ella en la habitación apunto de matar a quien lleva su propia sangre; cada sentimiento era revivido, cada palabra, cada sonido retumbaba en sus oídos; cada gesto, cada sensación recorría su piel nuevamente haciéndola estremecerse.

 

 

Sus pensamientos fueron interrumpidos en ese momento por la presencia de alguien que reconoció inmediatamente detrás de ella.

 

 

DIANA: Me preguntaba cuánto más iba a esperar a que te presentaras. – musitó sin inmutarse por aquella presencia.

 

 

- Vine lo más pronto que pude.

 

 

Era la diosa amazona, Ártemis, que mientras pronunciaba estas palabras caminaba hasta detenerse frente a la joven.

 

 

El silencio se apoderó de la situación por uno minutos.

 

 

DIANA: No vas a decir nada?? – levantando la mirada del fuego hasta el rostro de la diosa.

 

 

ÁRTEMIS: Estoy pensando en cómo comenzar – enfrentado la fría mirada de su protegida.

 

 

DIANA: Pues podrías hacerlo explicándome porqué rayos me enviaste a matar a una niña que además es mi media hermana!!! – dijo la joven hija de Xena algo exaltada, y continuó - ...lo habría esperado de cualquier otro dios, de cualquiera... menos de ti . Siempre creí que si había alguien rescatable de los olímpicos esa eras tú... hasta ahora. – terminó de hablar con un tono de decepción en su voz –

 

 

ÁRTEMIS: Tienes razón, debí decirte de qué se trataba; pero entiende que si había alguien perfecto para realizar dicha misión esa eras tú... – dijo mirando fijamente a la amazona - ...Además de eso, hay una cosa que debes entender Diana y te lo voy a poner muy en claro... Eve es un peligro latente para nosotros y...

 

 

DIANA: Y qué? – interrumpió la joven poniéndose de pie y mirando fijamente a su protectora.

 

 

Ártemis tomó aire y continuó: ...debe morir...

 

 

Diana observó a la diosa por breves segundos con la cara elevada y con una expresión impasible a sus palabras. Caminó rodeando la fogata dirigiéndose a la orilla de la playa dándole la espalda a quien por 11 años la había protegido y le había enseñado todo lo que sabía.

 

 

La joven observaba intensamente el vaivén de las olas, sus azules ojos parecían fusionarse con el color del mar, respiró profundamente el salado aroma que emanaba de los dominios del dios Poseidón.

 

 

La diosa miraba a su pupila, esperando ansiosa una respuesta a lo que le acaba de decir, a pesar de que sabía que esa respuesta no iba a ser a su favor.

 

 

La joven amazona cruzó los brazo y miró al cielo.

 

 

DIANA: Sabes que no voy a permitirlo – dijo suavemente –

 

 

Ártemis caminó hasta quedar junto a ella.

 

 

ÁRTEMIS: Esta es una pelea de dioses, no te inmiscuyas Diana.

 

 

Diana volteó su mirada, la que ahora estaba más azul por la ira que comenzaba a apoderarse de ella.

 

 

DIANA: ¡¡Te das cuenta de lo que acabas de decir?!!! – exclamó la joven – me estas pidiendo que deje que tú y los otros dioses maten a mi hermana y a mi madre???!!!

 

 

ÁRTEMIS: ¡¡¡Sólo trato de protegerte!!!; sabes que mi familia no descansará hasta acabar con la vida de esa pequeña, por su culpa Zeus y Hera ya no existen.

 

 

DIANA: ¡Sabes perfectamente lo que pienso de tu familia!!!, y te repito, no dejaré que lastimen a Eve – masculló entre dientes.

 

 

ÁRTEMIS: Qué puedes hacer tú, una simple mortal contra ellos?, nada ni nadie los detendrá hasta ver muerta a esa pequeña y a todos los que se interpongan en su camino.

 

 

DIANA: No me importan las consecuencias y lo sabes... – llevando nuevamente su mirada al azul del mar.

 

 

ÁRTEMIS: Está demás decirte cuanto me importas y que no voy a permitir que te dañen!!! – dijo la diosa en un tono más que serio- No intervengas en el camino de los dioses Diana, no siempre estaré ahí para protegerte.

 

 

Diana quiso responderle pero fue muy tarde la diosa ya había desaparecido.

 

 

DIANA: Ya sabes cual es mi última palabra... – exclamó al viento –

 

 

***********

 

 

Eve ya estaba dormida, Xena le estaba acomodado unas almohadas alrededor de su pequeño cuerpo, tapándola con una manta.

 

 

En el lapso de tiempo que le había tomado a Xena dormir a su hija Gabrielle había preparado té para acompañar la noche; la curiosidad de saber qué era lo que había pasado durante su estadía en el hoyo con Hope la mantenía despierta a pesar del cansancio provocado por el viaje y por todo lo acontecido momentos antes.

 

 

Al fin terminó y salió del cuarto entrando a la habitación principal donde estaba la rubia esperándola con la bebida caliente.

 

 

XENA: Espero no haberte hecho esperar demasiado – dijo la morena mujer mientras estiraba su cuerpo y frotaba la parte posterior de su cuello.

 

 

GABRIELLE: No hay problema, deseas un poco de té?

 

 

XENA: Sí por favor – tomando asiento frente a Gabrielle quien ahora estaba de pie sirviéndole lo que había pedido.

 

 

Gabrielle le entregó la vasija a Xena y notó en sus ojos cansancio.

 

 

GABRIELLE: Oye, será mejor que descanses, no te veo con las energías suficientes como para contar historias esta noche.

 

 

XENA: En verdad no te importaría esperar hasta mañana?

 

 

GABRIELLE: Claro que no!, ciertamente la curiosidad me mantendrá despierta y tendré que salir a vagar por el pueblo en medio de la fría noche cosa que no es muy segura pero estoy segura que sobreviviré – le dijo a su amiga en un tono fingidamente dramático.

 

 

Xena sonrió al escuchar las palabras que Gabrielle acababa de decir.

 

 

XENA: Si vas a salir será mejor que te abrigues no quiero que te resfríes – siguiéndole el juego a la rubia quien la miraba con una sonrisa en los labios – en verdad no te importa? –continuó la guerrera

 

GABRIELLE: Por supuesto que no; será mejor que descanses hoy no ha sido un buen día para nadie.

 

 

Gabrielle acarició el rostro de la morena de una manera muy particular, ambas se miraban intensamente, el verde esmeralda se perdía en aquel azul profundo que parecía llegar hasta el alma de la bardo.

 

 

Es innegable que entre Xena y su amiga siempre había habido una química perfecta pero últimamente eso se estaba volviendo en algo más... pero que ninguna había descubierto, o tal vez aún no querían descubrir.

 

 

El silencio en la habitación se prolongó por varios minutos, sin saber porqué la mirada de la guerrera descansó en los labios carmesí de la joven amazona, algo dentro de ella quería empujarla a rozarlos con los suyos propio.

 

 

Pero por todos los dioses, en qué estoy pensando – se dijo Xena para sí – definitivamente he estado bajo mucha tensión el día de hoy

 

 

Xena bajó la mirada súbitamente y tomó un largo trago de té.

 

 

Gabrielle también salió del hipnotismo que la había invadido. No era la primera vez que miraba de esa manera a su compañera y ya se le estaba haciendo embarazoso.

 

 

XENA: Creo que tienes razón – interrumpiendo los pensamientos de Gabrielle.

 

 

GABRIELLE: Qué... razón... sobre qué...? – exclamó algo nerviosa y temerosa de que Xena haya podido escuchar sus pensamientos.

 

 

XENA: Sobre dormir ...

 

 

GABRIELLE: Oh, sí dormir claro...

 

 

XENA: Gabrielle te sucede algo??? – musitó poniendo una mano sobre el hombro de la muchacha, preocupada por la reacción que había tenido.

 

 

GABRIELLE: Eh?, no nada, supongo que yo también necesito descansar un poco.

 

 

XENA: Bien – dijo aún preocupada – será mejor ir a acomodar las camas.

 

 

GABRIELLE: Sí vamos – le contestó aún nerviosa, dándole el último sorbo al té de su vasija.

 

 

***********

 

 

No muy lejos de aquella villa se encontraba un grupo de mujeres que parecía ser una tribu amazona.

 

 

Una mujer de mediana edad, pelirroja y de ojos castaños, que parecía ser la líder, se paseaba entre el resto de mujeres que estaba finalizando sus labores del día.

 

 

Llegó hasta su cabaña donde fue sorprendida por alguien que se le presentó entre un destello...

 

 

- Atenea!!!??? – dijo la sorprendida mujer al verla.

 

 

La diosa la miró de forma algo despectiva, sin decirle nada.

 

 

La mujer sonrió socarronamente dándole la espalda a Atenea, se volteó nuevamente y la miró.

 

 

- Vaya, vaya... –dijo recostándose en una de las paredes de la cabaña y cruzando los brazos- a qué debo la visita de la diosa de la sabiduría?

 

 

ATENEA: Lysia!!, deberías aprender a saludar, sobretodo si estás ante mi presencia.

 

 

Lysia miró a Atenea y sonrió sarcásticamente ante las palabras que la diosas acaba de pronunciar.

 

 

LYSIA: Déjate ya de tonterías y dime a qué debo tu presencia

 

 

ATENEA: Tengo un trabajo para ti que estoy segura será de tu agrado.

 

 

LYSIA: Y qué te hace pensar que yo estoy a tu servicio Atenea; como ya lo sabes tu deidad no significa nada para mí, y mucho menos los trabajos que me quieras encomendar.

 

 

Atenea miró a la mujer algo irritada: Ahora entiendo el porqué a mi hermanita no le pareció mala la idea de desterrarte de las tribus amazonas.... – la miró casi como si quisiera matarla con sólo hacerlo, y vaya que podía era una diosa o no?

 

 

Lysia se puso irguió oír las palabras de la hermana mayor de Ártemis, sus ojos estaban llenos de odio que parecía desbordarse con los recuerdos que llegaban a su mente.

 

 

ATENEA: Y será mejor que muestres más respeto ante mí si no quieres arrepentirte. Por ahora pero no tomaré en cuenta tus palabras... – Atenea continuó- porque la misión que te tengo tiene que ver con Diana y tu venganza contra ella.

 

 

Los ojos de Lysia cambiaron de expresión, de rabia pasaron a curiosidad por saber qué era lo que la diosa quería decirle.

 

 

LYSIA: Continúa...

 

 

ATENEA: Sabía que te interesaría... Verás últimamente la protegida de mi hermanita ha estado interviniendo en mis planes y quiero que deje de hacerlo... sé que la odias por todo lo que te hizo; tengo la revancha perfecta para ti, si sigues mis órdenes la tendrás a ella y a su familia para hacer con ellas lo que te plazca, claro, con una pequeña condición...

 

 

LYSIA: Y cuál es esa condición?

 

 

ATENEA: No me importa lo que decidas hacer con Diana y su madre; lo que quiero es que mates inmediatamente a Eve, la hermana menor de Diana; después de eso Diana y Xena serán tuyas para que hagas con ellas lo que a tu perturbada mente se le ocurra.

 

 

Lysia escuchó con sorpresa las palabras de Atenea.

 

 

LYSIA: Espera un poco Xena es la madre de Diana???!!!!!!

 

 

ATENEA: Oh, cierto tú no lo sabías.

 

 

LYSIA: Creí que su madre fue Cyane, la reina de la tribu Shamana de Siberia.

 

 

ATENEA: Sí, sí, es una larga historia que te la contaré luego; pero ahora lo que me interesa saber es cuál es tu decisión con respecto a al propuesta que te acabo de hacer?

 

 

Lysia guardó silencio un momento tratando de asimilar lo que la diosa acababa de confesarle.

 

 

ATENEA: Qué es lo que tienes que pensar tanto, la respuesta es sí o no!!!

 

 

LYSIA: No es que me moleste la idea de acabar con Diana o todo lo relaciona a ella, lo que no comprendo es porqué recurres a mí si tienes a alguien como Elanis... o porqué no te encargas de ellas tú misma

 

 

ATENEA: Por la estúpida razón de que si intervengo de alguna manera con Diana, su protectora me enfrentaría, como ya pasó una vez... Pero eso no es de tu incumbencia, cuál es tu respuesta Lysia; sí o no.

 

 

LYSIA: Si acepto hacerte el trabajo Ártemis intervendría, como ya lo dijiste tú Diana es su protegida, y yo contra una diosa no puedo hacer nada...

 

 

ATENEA: Por mi hermanita no te preocupes, yo me encargo de mantenerla ocupada mientras tú haces el resto; qué dices?

 

 

LYSIA: Está bien Atenea; tenemos un trato, y dime... cuál es tu plan.

 

 

Atenea sonrió ante la respuesta que la pelirroja mujer le había dado, era arrogante y grosera pero la necesita por ahora, luego de que cumpliese con el trato ella se encargaría de hacerle pagar una a una sus insolencias. La diosa comenzó a explicarle paso por paso lo que tenía que hacer.

 

 

Ambas mujeres intercambiaban ideas perfeccionando el plan base para acabar con Xena y sus hijas.

 

 

Terminaron casi una hora después cerrando el trato, Atenea desapareció entregándole a Lysia un objeto que sería fundamental en el plan.

 

 

LYSIA: Por fin Diana, - se decía para sí misma - me pagarás una a una las humillaciones que me hiciste, disfrutaré cada momento de dolor en tus ojos cuando veas morir a tu familia, haré que sufras como ningún ser ha sufrido antes... eso te lo juro – apretando el objeto que Atenea le había dado-

 

 

Caminó hacia la puerta de su cabaña y mirando a las mujeres que ya habían terminado de trabajar las llamó.

 

 

LYSIA: ¡Amazonas, acérquense!!! – las mujeres comenzaron a rodear la cabaña de su líder- ¡Ha llegado la hora de tomar nuestra venganza..., - exclamó con una maliciosa sonrisa en los labios - mañana nuestra querido reina Diana y algunos acompañantes serán nuestros los invitados de honor, estarán con nosotras en su última comida – terminando de decir esto soltó una estruendosa carcajada mientras las otras amazonas se unieron en un unísono grito, celebrando las palabras de su líder...

 

El sol no acaba de salir pero la princesa guerrera ya estaba despierta, temió despertar a su pequeña y a Gabrielle así que se quedó en cama meditando en lo que haría en adelante, seguir el camino hacia Amphipolis o ir en busca de Diana; tal vez era mejor quedarse y esperar unos días, aún cabía la posibilidad de que ella regresara a buscarlas... Pero si no lo hacía, quizás nunca la perdonaría ...

... No..., vamos Xena saca eso de tu cabeza, Gabrielle ya lo dijo, Diana necesita tiempo, sólo tiempo. Pero de todos modos iré a buscarla, debo asegurarme de que está y estará bien; traicionó a una diosa al no matar a Eve y los dioses no perdonan traiciones; pero si Ártemis la lastima juro por mi vida que se arrepentirá ... – se decía la guerrera mentalmente mientras sus ojos se llenaban de un brillo especial – prepararé todo, en cuanto Gabrielle se despierte iremos a buscarla. ­

Xena se levantó cuidadosamente, tomó su armadura que se encontraba en una silla junto a las camas y salió de la habitación.


***********


En la playa aún ardía la fogata que Diana había hecho para mantenerse caliente durante la noche, la joven comenzó a despertarse al sentir los rayos del sol en su rostro; tampoco había sido una noche satisfactoria para ella, había dormido muy poco y eso no la había ayudado a descansar.

Se sentó pesadamente haciendo a una lado la piel que le servía de frazada, se frotó los ojos y se puso en pie, tiró los brazos hacia atrás y estiró su bien formado cuerpo, se acercó a la orilla del mar y observó su inmensidad.

La decisión está tomada – se dijo mentalmente – regresaré con Xena, pero sólo hasta que Eve esté fuera de peligro, ella es lo más importante ahora... sólo espero que no hagas algo de lo que ambas nos podamos arrepentir Ártemis...


***********


Gabrielle se despertó y buscó a Xena en la cama junto a Eve, que aún dormía, no estaba ahí, entonces paseó su mirada por la habitación buscándola, pero tampoco hubo rastro e la princesa guerrera. Se levantó silenciosamente, acomodó las almohadas alrededor de Eve y salió en busca de Xena.


GABRIELLE: Xena, qué haces?.

XENA: Nos vamos Gabrielle – le respondió mientras cargaba las bolsas sobre Argo.

GABRIELLE: Qué?, pero..., pensé que querías esperar a Diana. – le dijo ayudándole con las bolsas.

XENA: No Gabrielle, no la esperaremos...

Gabrielle miró completamente perpleja a Xena, acaso no se supone que ella quiere recuperar a su hija?

Xena volteó hacia donde estaba Gabrielle y tomando las cosas que ella tenía en la mano: ... iremos por ella.

La rubia arqueó las cejas asombrada.

GABRIELLE: Bien, me parece una buena idea – Le contestó, aún desconcertada por la decisión de Xena, pero por qué; ya debía estar acostumbrada a las precipitadas decisiones que la guerrera solía tomar - ... ehh, yo iré por Eve. - La rubia entró en la cabaña en busca de la hija de Xena, mientras ella terminaba de empacar sus pertenencias.


***********


- No creo que sea correcto, nuestra venganza es contra Diana no contra su familia.

LYSIA: De qué estás hablando?, Diana mató a tu hermana, y humilló al resto de nosotras... Está es la venganza perfecta, el ver morir a su madre y a su hermana sin poder hacer nada para impedirlo.

Te imaginas como se sentirá, la reina Diana, - Dijo sarcásticamente - La amazona de Ártemis no pudo hacer nada contra el asesinato de su familia.

- Aún me parece increíble creer que Diana haya matado a mi hermana.

LYSIA: Crees que te mentí con respecto a eso? – le contestó volteando a mirar a la joven rubia que le replicaba sus planes. – Xantia y yo casi nunca estuvimos de acuerdo en muchas cosas, pero no mentiría con respecto a su muerte.

- No dije eso; sólo que me parece increíble que Diana la haya matado, Xantia siempre estuvo a su lado, siempre la apoyó, parecían llevarse bien; Xantia siempre fue la persona de confianza de Diana, incluso ella la... ...el que la haya asesinado es algo ilógico para cualquiera.

LYSIA: El poder corrompe Sonya; Diana quiso más, Xantia y yo nos interpusimos en su camino y ahí tienes las consecuencias.

SONYA: Sigo sin estar de acuerdo con lo de la venganza.

LYSIA: Acaso no quieres vengar a Xantia?

SONYA: Claro que sí, es sólo que no creo que sea la manera de hacerlo; estoy segura de que mi hermana tampoco habría estado de acuerdo en esto.

LYSIA: Pero ella está muerta!!! ... Escúchame, Sonya no voy a discutir contigo sobre las decisiones que tomo, si vienes o no es cosa tuya, yo tomaré mi venganza con o sin ti. – Comenzó a alejarse de la joven con la que había estado discutiendo – Sólo piensa en lo que habría querido Xantia que hicieras por ella.

La joven se quedó mirando a la pelirroja pensando en las últimas palabras que acababa de escuchar, sacudió la cabeza levemente y se dirigió en dirección contraria a la de Lysia. Esta siguió caminando, otras dos mujeres le dieron el encuentro.

- Ya todo está listo – le dijo una de ellas.

LYSIA: Bien – contestó satisfecha – es hora de ir por nuestras invitadas...


***********


GABRIELLE: Ya todo está empacado y listo Xena. – dijo mientras terminaba de ajustar sus cosas en la montura de su caballo.

XENA: Genial..., - le respondió la guerrera mientras acomodaba a Eve en su espalda - Gabrielle puedes ayudarme con esto?

GABRIELLE: Claro – acercándose – Xena no es que quiera ser pesimista ni nada de eso pero, dónde encontraremos a Diana.

XENA: La verdad... ni yo misma lo sé Gabrielle...

GABRIELLE: Entonces, dónde comenzaremos a buscarla?

XENA: Digamos que tengo una corazonada...

GABRIELLE: Y cuál es? – le preguntó la bardo con una mirada interrogante.

XENA: Cuando tuvimos nuestro primer encuentro una de las cosas que me comentó antes de decirme quién era, me dijo que su lugar favorito era el mar, que siempre que tenía algún problema, duda o simplemente quería estar sola iba a cabalgar por la playa. Y esta villa no está muy lejos del mar. Y si no está ahí entonces tendremos que hacer una pequeña escala en Arcadia.

GABRIELLE: Vaya, sí que me perdí de mucho...

XENA: Ya no te quejes Gabrielle; te prometo contarte la historia en el camino. – le contestó montándose sobre Argo –

GABRIELLE: Entonces no perdamos más tiempo. – imitando la acción de Xena, montándose en el suyo.

Ambas se dispusieron a comenzar a galopar, pero los sonidos de cascos de caballo acercándose las detuvieron y ambas miraron hacia la enterada del pueblo en la que todavía no se divisaba al jinete.

GABRIELLE: Crees que sea ella?

XENA: No, a menos que venga acompañada... – dijo mientras observaba atenta hacia la polvadera levantada por los potros.

GABRIELLE: Tienes razón, son más de uno.

Pasaron unos segundo y ya se podían divisar a los cuatro cabalgantes.

GABRIELLE: Son...

XENA: ... amazonas. – Terminando la frase de Gabrielle

GABRIELLE: Sí, y vienen hacia acá – dijo mirando a Xena – qué crees que quieran?

XENA: No lo sé, pero pronto lo averiguaremos.

Luego de que le dio la respuesta a Gabrielle, Xena se concentró en una de ellas, la que estaba al frente de las otras tres, la había visto antes, estaba segura; buscó en sus recuerdos mientras las imágenes pasaban lentamente frente a sus ojos.

La joven bardo se dio cuenta de la atención que Xena le había puesto a la pelirroja.

GABRIELLE: La conoces?

La guerrera agudizó un poco los ojos, mientras las mujeres estaban casi frente a ellas.

XENA: Creo que sí... – respondiéndole a su amiga en tono prudente- ... es una de las amazonas de Diana.

GABRIELLE: Qué?!!! Vaya, creo que en verdad fue demasiado de lo que perdí – se dijo para sí.

Las recién llegadas se detuvieron frente a Xena y Gabrielle, bajaron de sus potros y saludaron a la princesa guerrera con una leve venia. La guerrera bajó de Argo siendo imitada por Gabrielle.

XENA: Lysia !!!???

LYSIA: Hola Xena, es un placer verte otra vez, sobre todo en estas circunstancias... Tú debes ser Gabrielle – dijo mirando con curiosidad a la bardo quien dio un par de pasos para estar a la altura de Xena. – Yo soy Lysia reina amazona, como tú...

Gabrielle respondió al saludo tomando la mano que Lysia le había extendido.

LYSIA: ... y por supuesto la pequeña Eve. – mirando a la bebé que estaba a espaldas de Xena.

XENA: A qué circunstancias te refieres? – interrumpió –

LYSIA: A cuáles más Xena...

La guerrera miró desconfiadamente a la amazona.

LYSIA: La reina Diana me contó la historia de su origen, de su madre... Tú.

GABRIELLE: Reina?!?!?!? – exclamó totalmente sorprendida

LYSIA: Sí, reina.

XENA: Ella lo hizo?

LYSIA: Sí y es esa la razón de nuestra presencia aquí; Diana quiere que tú, Eve y Gabrielle, claro, vengan con nosotras; supongo que tienen mucho de que hablar, comentó que quería arreglar los malos entendidos, y enmendar de alguna manera la forma en que había actuado.

XENA: Ella dijo eso? Y te lo dijo a ti? – la guerrera no podía creer en las palabras de Lysia, no porque lo decía sonaba increíble pero era en verdad lo que Xena deseaba oír; sino porque había algo en ella, en sus palabras, en su voz que no encajaba en todo esto.

LYSIA: Sí, a mí; sé que las ideas que tengo no coinciden mucho con las de Diana, pero me tiene confianza a pesar de todo, además desde que Xantia murió he sido yo su brazo derecho y persona de confianza y adem... – fue interrumpida por la guerrera -

XENA: Xantia murió??? Pero cómo, qué sucedió???.

LYSIA: Fue en una batalla con unas amazonas que quisieron sublevarse, tú sabes que algunas no están de acuerdo con que Diana sea la amazona preferida de Ártemis y reina de todas nosotras. Atacaron a Diana, pudimos derrotarlas pero una de las sobrevivientes quiso matarla y Xantia se interpuso, la herida era grave, no pudimos hacer nada.

XENA: Xantia muerta..., cuándo fue eso?

LYSIA: Hace un par de años, después de que tú dejaste nuestra tribu; pero no te preocupes Diana ya lo ha superado.

Xena bajó la mirada, mientras pensamientos de culpa cruzaban por su mente. Yo debí haber estado ahí, Diana pasó por momentos difíciles y yo no estuve con ella aun sabiendo que era mi hija...

GABRIELLE: Quién era Xantia?? – preguntó la rubia a su amiga –

XENA: Era una amazona, y según lo poco que sé, una muy importante para Diana.

LYSIA: Sí, fue una gran guerrera, se ganó a pulso la confianza de Diana, valiente, bella, inteligente; fue un gran apoyo para nuestra reina durante mucho, mucho tiempo. Su perdida nos dolió a todas, pero no hubo dolor más grande que el que sintió Diana.

Gabrielle miró a Xena y fue como si leyera sus pensamientos, puso una mano en su hombro.

GABRIELLE: No te culpes, no sabías lo que iba a pasar, no podías impedirlo, estabas lejos de ahí.

Xena volteó y con una mirada le hizo entender que tenía razón.

LYSIA: Gabrielle tiene razón Xena, no sabías lo que iba a pasar, además en ese momento tenías prioridades que quedarte con nosotras.

Xena miró crudamente a Lysia.

LYSIA: pero bueno, regresemos a nuestro tema principal. Diana quiere hacer una celebración esta noche para darles a conocer a todas las amazonas cuál es su origen y presentarles a su familia, o sea ustedes; así que me pidió que las llevara.

A pesar de todo lo que había escuchado, Xena no estaba muy convencida de Lysia, había algo que no encajaba, pero qué.

Lysia se había percatado de la desconfianza de la princesa guerrera, así que adelantaría un paso en su plan para convencerla.

LYSIA: Veo que Diana no se equivocó.

XENA: A qué te refieres?

LYSIA: Me dijo que tal vez no me creerías, y por lo visto estaba en lo correcto, pero para eso me pidió que te entregara esto para que confiaras en mí.

Sacó del pequeño bolsillo de su cinturón un objeto y se lo dio a Xena, era le brazalete de Diana, la guerrera lo miró y luego miró a Gabrielle quien estaba tan confundida como ella.

LYSIA: No tengo la más mínima idea de lo que eso signifique; sólo sé que lo ha llevado con ella siempre.

Xena miró a Lysia.

XENA: Por qué no vino ella? – Empuñando el brazalete –

LYSIA: La verdad no lo sé; sólo dijo que quería ir a la playa a pensar en alguna cosas, pero que regresarías pronto para darles personalmente la bienvenida... Aún no entiendo la desconfianza por tu parte, pero está bien Xena, te entiendo. – Dijo montándose en su caballo.

Aunque no lo daba a notar, Lysia estaba preocupada, el plan se le iba de las manos y tenía que idear algo pronto para que eso no sucediera.

LYSIA: Si te decides a venir la tribu, en donde estamos de paso, está a una hora y media al oeste – Continuó - Supongo que Diana entenderá tus razones - Dio una seña a las otras mujeres y éstas montaron. –

GABRIELLE: Espera un momento Lysia.

La pelirroja miró a la bardo, y levanto las cejas en espera de lo que ella quería.

GABRIELLE: Xena – Dijo mirándola a los ojos –

La morena sólo escuchó su nombre proveniente de los labios de Gabrielle, pero fue suficiente para saber qué era lo quería. La guerrera meditó un momento en lo que tenía que hacer.

XENA: Está bien, iremos con ustedes. – Había tomado la decisión, aunque dentro de ella sabía que no era la correcta –

LYSIA: Perfecto!!! – Exclamó con una maliciosa sonrisa en el rostro, que sólo ella pudo disfrutar -

Xena y Gabrielle montaron en sus respectivos caballos, y siguieron a Lysia y a las otras mujeres.


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Había pasado más de una hora desde que Xena había dejado la aldea hacia la trampa que Lysia le había tendido, mientras Diana cabalgaba en paso ligero hacia la villa donde, se suponía estaría la guerrera.

Bien, ya estoy llegando y no tengo ni idea de lo que voy a decirle; pero eso sí le pondré muy en claro que sólo regreso por Eve, Ártemis lo dijo, los dioses no estarán satisfechos hasta verla muerta y Xena necesitará mucha ayuda...

­...Maldición!, no puedo dejar de sentir esto en el estómago mientras me acerco más al pueblo, ahí está la entrada...

La joven se detuvo, miró hacia la villa y a la gente que estaba en medio de sus labores.

DIANA: Muy bien Orión – le dijo a su caballo mientras lo acariciaba – es hora de presentarse. – Retomó nuevamente la cabalgata, esta vez un poco más rápido, en cuanto antes hable con Xena mejor.

Entró al pueblo y se dirigió hacía la cabaña en donde había estado la noche anterior, bajó de Orión, caminó hasta la puerta, tomó aira y se dispuso a tocar, cuando su mano estuvo a punto de hacer contacto con la madera una mujer salió de la cabaña, quedando su rostro justo frente a los nudillos de la joven.

Diana estaba tan sorprendida como la mujer bajando la mano lentamente.

DIANA: Eh, lo siento yo iba a..., no importa – dijo confusa – Estoy buscando a Xena.

- Lo siento, se fueron hace aproximadamente una hora.

DIANA: Se fueron!!!??? – exclamó frotándose la frente con la yema de los dedos – no lo puedo creer..., dijeron a donde iban?

- Pues no, Gabrielle sólo se despidió luego de que vinieron las amazonas por ellas.

DIANA: Amazonas??

- Sí, eran cuatro mujeres, me parece que las dirigía una pelirroja...

Diana sintió un hormigueo recorrer todo su cuerpo.

- ...su nombre era ...

DIANA: Lysia!!! – dijo secamente –

- Sí ese era.

Su mente fue invadida por recuerdos que pasaban rápidamente mientras sus ojos se volvían más azules que nunca.

DIANA: Lysia, no puede ser!!!

- Te sientes bien, estás pálida.

Diana hizo caso omiso a las palabras de la mujer.

DIANA: Sabe qué dirección tomaron? – preguntó exaltada, mientras la tomaba por los brazos –

- Sí, fueron al oeste – le respondió algo temerosa por la reacción de la joven, y la expresión de preocupación en sus ojos.

DIANA: Bien.

- Sucede algo?.

DIANA: Esperemos que no. – Montando en Orión – esperemos que no. Bien muchacho en hora de correr...

Continuará